“LOS PODERES DEL COACHING”

15/11/2020 Javier Giménez 

Desde hace algunos años se habla mucho del coaching y de sus ventajas. En este artículo me gustaría explicarte de una forma práctica, como el coaching puedes integrarlo en tu día a día en la empresa. 

Hace ya bastantes años trabajando en mi anterior empresa, tuve la oportunidad de asistir a un programa de coaching y debo decirte que sin lugar a dudas supuso un antes y un después en mi vida.

El coaching no solo me ayudó a mejorar mis habilidades directivas a la hora de dirigir empresas y equipos con más éxito. También me ayudó a conocerme más a mí mismo y a los demás. Me ayudó a comprender la forma de comportarse de las personas, también en el ámbito familiar. Y a replantearme muchas de las prioridades de mi vida personal.

Es por tanto una formación que no solo me ayudó a crecer personalmente, también me elevó a otro nivel profesionalmente. Es por ello por lo que aún hoy en día, ya alejado de la empresa privada y trabajando por cuenta propia, estoy muy agradecido de haber tenido la oportunidad de realizar una formación semejante.

Déjame que te cuente dos ejemplos de cómo tener las habilidades propias de un coach, puede hacer que tu trabajo y tu carrera profesional crezcan a pasos agigantados.

Un día mientras acompañaba a uno de mis comerciales de ruta visitando su cartera de clientes, me comentó que había un cliente que había dejado de comprarnos por un problema que había tenido con nuestra empresa. Aproveché su comentario para indicarle que quizás era una buena oportunidad para comer en su establecimiento y de paso hablar con él. Y así lo hicimos. Después de presentarnos al llegar y una fantástica comida, nos dispusimos a hablar con él. Queríamos averiguar su motivo para dejar de trabajar con nosotros. Previamente le comenté a mi comercial que no dijera absolutamente nada después de hacerle la pregunta. Ella tenía la costumbre de hablar demasiado y escuchar poco. Le expliqué que íbamos a utilizar una herramienta que en coaching es tremendamente efectiva: el silencio”. La premisa era que después de hacerle al cliente la pregunta: “¿Por qué has dejado de comprarnos?” Íbamos a acompañarle con un largo silencio.

Así sucedió, después de la pregunta que ella le hizo, el cliente empezó a decir que bueno ahora iban otros proveedores del pueblo, que no tenía ningún problema, etc. No tenía intención de afrontar una conversación difícil, como suele sucederle a muchos clientes y personas que prefieren no decir lo que piensan y dejar de comprar en un establecimiento. 

Sin embargo, cuando acabó de hablar, seguimos en silencio, mirándole y escuchándole. Después de unos segundos volvió a arrancar y a decirnos esta vez con un lenguaje más emocional que racional, que le habíamos dejado tirado. Tenía una cena importante ese día y le habíamos dejado de servir un producto muy importante para él, generándole una pérdida económica y de imagen importante frente a sus clientes. Después de haber vomitado todo, permanecimos en silencio. Al rato volvió a hablar y esta vez nos dijo las palabras mágicas: “Vale, os daré otra oportunidad, pero que no vuelva a suceder”.

Cuando salimos de aquel lugar, mi comercial (muy sorprendida por la efectividad de la herramienta) y yo estuvimos comentando lo sucedido. Aquel día ella aprendió la importancia del uso del silencio en sus visitas a clientes. 

Recuerdo otra situación en la que en una empresa en la que trabajé, el personal tenía la costumbre de preguntarme absolutamente todo. Cada decisión que tomaban necesitaba contar con el visto bueno mío. Incluso me preguntaban cosas que en un principio podrían decidir por ellos mismos y a mí me parecían lógicas. No obstante, el estilo de liderazgo de mi antecesor influyó mucho en cómo se comportaba ahora mi equipo. Yo durante un tiempo reaccionaba escuchando sus preguntas y dándoles soluciones. Al fin y al cabo, para eso era el jefe, ¿no? Sin embargo, aquel sistema no me servía. No podía ser el padre de todos ellos, así que un día decidí empezar a utilizar la metodología del coaching con mis empleados, cada vez que vinieran a preguntarme algo. 

Debo reconocer que al principio me supuso una mayor dedicación de tiempo. Ya que me sentaba con ellos y trabajaba con ellos el problema como en una sesión de coaching. Utilizando el método GROW; analizábamos el objetivo, explorábamos la realidad, acompañaba a que él o ella desgranara todas las opciones posibles y por último definía con mi colaborador un plan de acción a implantar. Con esta nueva forma de trabajar conseguí al margen de un mayor compromiso por parte de los empleados, reducir el número de preguntas. Mejorando así mi productividad y que en aquellos casos en los que me venían con un problema también lo hicieran con la respuesta. 

En ambas circunstancias a través del coaching, había conseguido elevar el nivel de mis empleados simplemente a través de la metodología del coaching (conversación y escucha). ¿Entiendes ahora los poderes del coaching?

Así que, si estás pensando en realizar una formación para mejorar tus habilidades profesionales, te invito a realizar un programa de coaching. Y si quieres conocer más anécdotas como estas, así como otras herramientas de gran utilidad, te invito a que leas mi libro “Viajando juntos al éxito”. Un libro disponible en Amazon, en el que descubro las claves del éxito empresarial y profesional a través de mi propia experiencia.

 

Comentarios: